Cuando somos sólo carne e instinto: piel y órganos hinchados de sangre. Cuando solo hay salivas y sudor, esperma, fluidos. Cuerpos ahogados y desesperados; manos que buscan desaforadamente. Cuando hay fluir, olas de cuerpos hundidos en placer, cuerpos que rugen, bocas abiertas. Cuando el pensar se anula y los movimientos son hervor. Ahí somos. Somos lobos y leonas y mariposas: Perros abotonados.
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