viernes, 20 de abril de 2012

era descomunal




Era descomunal. Se hinchaba, se ponía verde violáceo por dentro rojo. Y su glande florecía, se abría orgulloso de sí; era pétalos de flor tiesa cual roca, hermosura desnuda. El tallo más vigoroso jamás sentido. Era vida: ríos y mares erectos, capullos vírgenes del alba, lágrimas de lluvia, mi vena latiendo. Pero dentro de ese tallo corría su sal del dolor, sal blanca y mojada, sal que llena de sufrir. Quería desligarse, dejar su savia de penas entre mis muslos, y lo dejé.




ab-12

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